LATENTE POTENCIALIDAD
Escribe Erick Weis Bautista
La relación entre la historia y el arte es innegable desde que el hombre comenzó a crear narrativas. Aquí, en nuestro país, a tan solo un año de haberse iniciado el periodo de terrorismo o conflicto armado interno (1980), ya se contaba con una obra de teatro que abordaba el tema de modo indirecto: “Amén?” de Juan Rivera Saavedra (pero que en realidad fue una creación colectiva junto con el grupo Alondra) transmite la confusión que aún se tenía sobre el respecto en ese tiempo al plasmar su ficción en el contexto bíblico del Nuevo Testamento.
Desde el estreno de aquella obra han pasado 38 años y las diversas dramaturgias sobre el tema no han dejado de crearse. Entre grupos, autorías individuales y colaboraciones, solo en Lima, pueden contarse más de 80 obras que, con distintos niveles referenciales, han desarrollado el tema del conflicto armado interno (1).
Dentro de este abundante corpus teatral se integra “Quédense cerca de mí”, proyecto escrito, actuado y dirigido por Marisol Mamani Avilés y que fue repuesto gracias al Festival de Artes Escénicas de Lima. La creadora escénica propone un montaje cuyo foco principal está centrado en la figura de Mamá Angélica, fundadora de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep), para —a partir de su figura paradigmática— desarrollar el tema de las personas que desaparecieron en este periodo.
ELEMENTOS E INTENCIONES
La obra se postula por medio del unipersonal, un formato que, de a pocos, está encontrando arraigo en nuestra capital. Una de las aristas más interesantes del montaje radica en el uso de múltiples elementos que funcionan como entes de complementación para la actriz. Un poco de fuego en una vasija impregna el pequeño auditorio con aromas de eucalipto e incienso mientras la música en vivo, a base de instrumentos andinos, y las proyecciones con algunos testimonios de Mamá Angélica, crean una atmósfera lo suficientemente consistente para desarrollar la premisa anteriormente expuesta.
Sin embargo, es el momento de la ejecución en el que la obra posee ciertos tropiezos. La narrativa de la propuesta no se ciñe al desarrollo de una sola historia: va intercalando distintos personajes y anécdotas y, adicionalmente, cada cierto tiempo, aparece la voz y figura de la propia actriz (o, en todo caso, la de un personaje adicional que toma el papel de la actriz que interpreta a los demás actantes).
Puede captarse la intención de haberse usado distintas fuentes testimoniales para que haya un panorama un poco más amplio con respecto del tema central expuesto (las desapariciones); sin embargo, el poco tiempo que posee la obra (60 minutos) no permite realmente hacer una conexión con los personajes: esto sucede no por falta de empatía sino por la necesidad del desarrollo profundo de, por lo menos, alguno de ellos. Aquí también debe mencionarse el problema técnico con las voces: había que hacer un esfuerzo para poder entender que, en determinadas escenas, eran varios los personajes participantes.
SALIR DE LA FICCIÓN
Por otro lado, el mencionado recurso propuesto por Marisol Mamani en el que pasa de personaje a actriz resulta contraproducente en relación a todos los elementos sensoriales anteriormente mencionados que, como directora, había elegido: la atmósfera que se crea con estos son constantemente quebrados por este ‘retorno a la realidad’. De igual modo, hay una intención de hacer participar al público que probablemente deba ser reevaluada.
La creadora del proyecto les pide a los espectadores que se quiten el calzado para posteriormente usarlos en una escena en la que, luego de devolverlos, quedan un par de zapatos negros sin dueño que los reclame: pequeño símbolo que hace alusión al tema central de la obra. Analógicamente, existe un pasaje específico en el que la actriz intenta hacer correr/bailar al público al ritmo de una alegre canción tocada en vivo: en la función espectada, lamentablemente, solo logra que tres de los presentes la sigan. Finalmente, hacia la escena final, hace que los espectadores se reúnan en la puerta del auditorio para, luego de tratarlos como familiares ayacuchanos que han llegado a Lima en busca de justicia, invitarlos a dar su voz como protesta contra el gobierno. Nuevamente, luego de tres o cuatro gritos apagados, el público dejó de seguir la consigna.
Aprovechar el carácter de arte vivo del teatro para poder hacer participar el público es aún una de las grandes posibilidades que tienen las artes escénicas frente a otras disciplinas audiovisuales tecnológicas. No obstante, si bien no existe fórmula para lograr con éxito una respuesta deseada —y es discutible el límite que puede haber entre ‘hacer participar’ y ‘obligar’ o ‘fastidiar’—, hay que tener siempre en cuenta que lo primero que necesita el espectador es un inamovible respeto. El artista se encuentra, en la mayoría de casos, frente a un extraño que ha elegido disponer de su tiempo para poder ver su trabajo y, al no conocerlo, no se le puede pedir hacer algo que pueda incomodarlo o trasgredir su voluntad.
UNA REVISIÓN PENDIENTE
De este modo, “Quédense cerca de mí” puede considerarse una obra que posee gran potencialidad pero que necesita pasar por una revisión para lograr una propuesta más consolidada. Para la creación de un trabajo personal en cualquier disciplina muchas veces es necesario delegar tareas para poder centrarse en un foco específico del proyecto: quizá sea necesario, en este caso, que una sola persona no asuma justamente los tres roles más complejos: dirección, dramaturgia y actuación, y así contar con una nueva mirada que permita solidificar el proyecto.
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(1) Afirmación hecha en base a un archivo personal relacionado a una investigación sobre el tema, en proceso e inédita. Se han considerado absolutamente todas las propuestas posibles: el rango actual va desde “Amén?” (1981) hasta “Carguyoc” (2018) e incluye a autores y grupos como Alfonso Santistevan, César de María, Mariana de Althaus, Gonzalo Rodríguez Risco, Yuyachkani, Barricada, Yawar Sonqo, Expresión, Arenas y Esteras, etc. En total, aproximadamente, estamos hablando de, al menos, una cincuentena de creadores escénicos que han elaborado una propuesta que dialoga el tema mencionado.