LA GRAN FERIA DE LAS CARNES

Cajamarca, 1953. Ese será el escenario para contar la cruenta historia de “Vergüenzas”, escrita y dirigida por Alfredo Bushby. Un monólogo en el que Saturna, su protagonista, vivirá lo indecible, descubriendo el placer y enfrentándose a la culpa. El suyo será un recorrido sobre sus propios pasos en un afán inútil por cambiar lo ya determinado, por revivir el ataque para regodearse en la autocrítica y los dolorosos recuerdos de lo que ella asegura es amor. Conversamos sobre este intrincado proceso con la actriz Daniela Rodríguez.

LA GRAN FERIA DE LAS CARNES

Escribe Inés Bahamonde

El ruido hosco y poco armónico del cencerro a la puerta del teatro nos indica que la función está por empezar. Adentro en escena solo hay un tronco, una guitarra y un armatoste rústico de madera. Es el portón de la casa de don Josefo, un extranjero que se ha mudado a una campiña cajamarquina desde mediados de la década del 40. Sus tierras colindan con las de Saturna, mujer adulta, sin hijos. Esta cercanía será el principio de una relación dramática, fatal. Y lo que veremos será la narración de esa agonía que es también la violencia del amor.

“Vergüenzas” es la historia del desgarro de un cuerpo ante el ataque físico y el descubrimiento de la felicidad sexual cuando éste ocurre. Es el terror a terminar desparramada por los pastizales, es la disección del corazón entre el deseo, la esperanza y la crudeza de la verdad, aquella que es capaz de paralizarnos cuando se descubre. “Vergüenzas” es un vestido ajado y otro extendido en el piso como recuerdo de lo que se fue. Es un fustán que sutil aparece, es piel, es una entrepierna que disfruta al roce de los dedos. Es culpa (“Ahora hablarán”). Es juzgarse (“¡Burra, Saturna! ¡Burra!”). Es dudar (“¿Quién hubiera sospechado?”). Es dañina empatía (“Lo hubiera entendido siendo hombre solo”). Es rabia, mucha.

¿Y es que cuántas formas hay de decir “amor”?, ¿cuál será le indicada?, ¿cuál escojo y por qué? Hoy Saturna ha decidido hacerlo en canción. La guitarra de Magali Luque la acompaña y contiene, contraponiéndose a la cacofonía de la inmensa campana de metal.

Alfredo Bushby junto a Daniela Rodríguez.

Si bien el texto es ganador del el concurso “Amores Prohibidos”, organizado por La Casa de la Creatividad, ¿recibiste el texto listo y sobre ello trabajaron o Alfredo hizo modificaciones, reescribió momentos contigo?
El texto se ha trabajado tal cual. Tal vez la forma en que Alfredo vio Saturna fue variando de acuerdo a mis propuestas tanto físicas como emocionales. Nuestro trabajo de mesa fue bastante interesante. Alfredo sabía claramente lo que quería así que el texto lo dividimos en unidades y yo le traía propuestas. Y ambos íbamos moldeando el trabajo.

Aunque estás acompañada de Magali Luque, bien podemos decir que es tu primer unipersonal. ¿Cómo recibiste la invitación? ¿Venías trabajando otras cosas con Alfredo?
Sí, es mi primer unipersonal. Cuando Alfredo me lo planteó no tuve duda de que quería asumir el reto. Me enamoré del texto a pesar de que en la primera lectura no llegué a entenderlo del todo pero sabía claramente que la carga del personaje era bastante interesante. En particular, los textos de Alfredo siempre son un reto ya que cada vez que los vuelves a leer surgen cosas nuevas. Vas descubriendo un fondo más interesante y eso pasó con “Vergüenzas”. Al inicio pensaba mucho en el pánico que me daría si olvidaba la letra pero ello fue desapareciendo con el transcurrir de los ensayos. Ya con Alfredo había trabajado anteriormente en una especie de laboratorio interno.

Si bien el título de la obra sugiere ciertas emociones, su contenido es más complejo y sutil. ¿Sobre qué camino empezaste a construir a Saturna?, ¿desde construiste lo físico? Tienes un tono de voz particular.
Cuando leí la obra solo sabía que quería hacerla. El reto de ser un monólogo me atrajo mucho. Y bueno, pasó que en la primera lectura con Alfredo yo sentía por donde debía ir con respecto a elaborar a Saturna. Sabia que debía trabajar una voz más gruesa, tal vez para darle más peso ya que a la par venía trabajando en otra obra donde era una mujer piurana y quería, de cierta forma, darles un peso distinto, necesitaba tenerlas definidas claramente. En este caso me ayudó mucho la fotografía de la época.

La obra discurre en 1953, ¿pero crees que importa mucho el año?, ¿por qué esa fecha si podría contarse la misma historia hoy?
También lo pensé en un inicio, incluso se lo consulté a Alfredo. Sin embargo, siento que es interesante ubicar la obra en esa fecha por todo lo que acontece en ella. Una mujer que a sus 40 no ha logrado la maternidad era más difícil de llevar en esa época que ahora donde la sociedad tenia clarísimo que el rol de la mujer era sí o sí engendrar. También es interesante hablar de una Cajamarca de 1953 y hablar sobre sus campiñas y época del auge ganadero. Y sobre todo la ficción que usa Bushby para crear el personaje de don Josefo, un colorado que llega al Perú en 1946, un año imposible de no ser relacionado con lo que acontecía en el mundo entero.

¿Cómo construiste tu relación escénica con Magali?, ¿es solo una oyente, un reflejo de tu historia o tiene algún impacto en las decisiones de Saturna?
La relación con Magaly es puramente mágica. Ella es la música, el corazón, la conciencia, la alerta, el paño de lágrimas de Saturna. Esa conexión fue dándose en los ensayos. Era imposible dejar la música solo como un fondo cuando Saturna habla todo el tiempo de regalarle el amor más profundo a un hombre por medio de una canción.

Uno de los aciertos de este texto es que la historia se narra desde diferentes ángulos pero que, a la vez, son todos tuyos. Regresas sobre tus pasos, te cuestionas, estás alerta a las señales pero el resultado es siempre el mismo. ¿Sientes que no puede cambiarse lo que está destinado a ser?
A pesar de todo su cuestionamiento, el resultado es el mismo porque, lamentablemente, Saturna descubre muy tarde quién es ese hombre al que tanto dice querer. Sin embargo, en su agonía trata de ensamblar todos los hechos de los que no fue consciente estando bien, tal vez cegada por ese amor destructivo, tal vez rabiosa por

Daniela en abrazo espejo con la músico Magali Luque.

vengarse de un pueblo que siempre la acusa, tal vez simplemente para librarse de sus propias frustraciones, miedos, complejos.

Sentí que el personaje más que explorar su sexualidad la descubre tardíamente, ¿es así?
No siento que haya descubierto tarde su sexualidad, pero sí creo que la vergüenza y todos los prejuicios que tenía en mente hicieron que no pueda liberarse plenamente y disfrutar de algo tan natural e instintivo en el humano.