AMAR O NO AMAR: EL DILEMA DE NUESTROS TIEMPOS
Escribe Martín Velásquez
Mantener una continuidad de trabajo en el medio teatral, que pareciera se empeña en poner cada vez mayores obstáculos, es una tarea encomiable. Y mantener una línea artística en esta tarea, más aún. Break es una de estas agrupaciones que, aunque relativamente joven, viene año tras año proponiéndonos distintas obras de esa dramaturgia contemporánea sincera, nada pretenciosa y con la que uno se identifica sin mayores preámbulos. Su más reciente estreno, actualmente en temporada en el Centro Cultural El Olivar, da cuenta de ello. “Una relación pornográfica” logra con gran simpleza esa ‘carnecita’ que muchas obras ya anhelan –y necesitan– tener en un solo espectáculo. El público se cautiva, se divierte y se conmueve y, qué mejor, se va del teatro con algunas trascendentales preguntas.
SE BUSCA AMANTE
Una mujer desea cumplir una fantasía sexual. No tiene en su entorno a alguien presto a tal empresa. Las parejas que ha tenido, por alguna razón, tampoco han satisfecho su anhelo. Decide buscar, entonces, a ese cómplice publicando un anuncio. Él se presenta en su vida. Ninguno conoce absolutamente nada del otro. Ni dónde vive, ni con quién, ni su edad, ni su nombre. Sin embargo, tejen un vínculo: el sexo. Se ven cada semana para repetir y conllevar mejor ese vínculo. Conscientes o no, queriéndolo o no, sin necesidad de formalismos sentimentales, han logrado construir, a lo largo de un periodo, otra naturaleza de nexo, tal vez uno más íntimo y trascendental: el amor.
La obra, que intercala testimonios y flashbacks, es montada de la manera más adecuada: muy pocos elementos escenográficos, donde el protagonismo simbólico es el de una cama –como tenía que ser–, necesidad básica de los personajes para cumplir su cometido e indiscutible metáfora de nuestro argumento.
Pero “Una relación pornográfica” va más allá. Tras su aparente premisa, la obra nos invita a sumergirnos en un tema más profundo, más complejo y del que, con total seguridad, el ser humano no se libra, dentro de los terrenos de lo que llamamos amor: el miedo a la entrega. Quisimos saber más sobre la concepción del texto y su premisa central. Su director, Pancho Tuesta, no dudó en compartirnos algunas palabras sobre la relevancia de este estreno y sus inquietudes sobre el amor, que en estos tiempos ha adoptado otras formas y distintas perspectivas.
“La obra llegó a mí por la película de mismo nombre que escribió primero el autor. Luego la adapta al teatro y a partir de ahí consigo el texto en francés. El texto siempre me sorprendió por su atrevimiento al hablar con mucha naturalidad sobre el sexo en todas sus formas. Además me interesa mucho investigar y comunicar un tema tan actual como es la preocupación creciente sobre perder la libertad individual al plantearte compartir tu vida con otra persona y en consecuencia el miedo a la dependencia emocional a la que podría derivar”, relata Tuesta.
En efecto, “Une liaison pornographique”, fue estrenada en 1999 en la pantalla grande, con guion de Philippe Blasband, reconocido cineasta y escritor belga, siendo él mismo quien, dos años después, adaptaría la historia a las tablas. Sin embargo, ¿habría una respuesta sustancialmente distinta aquí, en la Lima de 2017, tomaría la obra otra connotación en esta ciudad tan conservadora con respecto a su origen europeo? “No creo que la obra tome otra connotación –aclara Tuesta– con respecto a su contexto. La sociedad puede ser más conservadora pero en el fondo la obra habla sobre la dificultad del amor, algo con lo que todos estamos familiarizados. Lo sexual y pornográfico es un mero punto de partida particular a algo más grande, más universal que nos identifica como seres humanos.”
¿AMAR O NO AMAR?
Un mundo más comunicado necesariamente es mundo que adquiere nuevas miradas de sí mismo y propuestas de cambio. Y de competencia también. El amor, como todo, no está exento de verse afectado por una actual preocupación del ser humano por centrar su vida en uno mismo. Ello entraña muchos aspectos: desarrollo profesional, estabilidad económica, planificación familiar, aceptación y cálculos sobre una inversión de cualquier índole. Y, como el amor es dar y no esperar nada, el riesgo a perder es muy amplio, ahora más que siempre. Así aparece el miedo. Pero a qué, ¿miedo a perder nuestra autonomía personal?, ¿a entregarse sin pensar y abstraerse en esa marea impredecible llamada pasión?, ¿a dejarse absorber por otra persona y que en ello se vaya nuestra propia vida?, ¿a acabar sufriendo?
Para el director, este miedo no es necesariamente actual: “Creo que la dependencia emocional ha existido siempre, solo que antes o no se era tan consciente como ahora o no se le consideraba un problema. Ahora creo que es un factor importante en las nuevas generaciones. A medida que pasa el tiempo se vuelven más liberales, evolucionan. Inclusive los más conservadores. Esta película es del 99 y la obra de 2004, creo en ese entonces hubiera sido más difícil montarla en Lima y qué decir de hablar de estas cosas. Por ejemplo, hace unas décadas nomás era muy mal visto el divorcio, ahora ya no.”
Los personajes de la obra son tan frágiles como uno, en cuanto a temores se trata. Su historia, fuera del pretexto que la vida les haya dado para que se encuentren, puede ser también la nuestra. Partiendo de esto, no es difícil identificar la razón de por qué este capítulo en la vida de estos personajes nos atrapa de comienzo a fin.
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LA TECNOLOGÍA
Una inquietud personal nos conllevó también a conocer la opinión del director sobre el concepto de las relaciones de pareja, en un mundo que avecina venir con una carga vivencial de mayor complejidad, conforme el desarrollo de la tecnología adquiera cada vez más protagonismo en nuestro día a día.
“Creo que las nuevas tecnologías ayudan a comunicarte cuando estás lejos, educan y puedes tener también intercambios culturales que antes no todos tenían. Creo o quiero creer que esto es positivo. Ahora, pensar que esto reemplaza a las relaciones interpersonales o que le creas a todo lo que ves en el mundo del internet por ejemplo, ya es un extremo que más bien nos puede alejar de la realidad cotidiana. Todo lo que va tomando protagonismo en una sociedad modifica o se amalgama de una forma u otra con los parámetros anteriores, pero no olvidemos que esos conceptos, en sociedades como la nuestra tienen una fuerte carga machista y patriarcal que, a mi punto de vista, es algo sumamente negativo y dañino, y es de por sí algo que se tiene que cambiar.”
“Una relación pornográfica” es una sensible y conmovedora obra, dirigida con honestidad y muy buen ojo, y que no sería la misma sin actuaciones tan bien llevadas, como las de una solvente Vanessa Vizcarra –a la que uno desearía ver más seguido sobre las tablas en su rol de actriz–, y un muy preciso Alfonso Dibós.
Ficha técnica | |
Obra | Una relación pornográfica |
Dirección | Pancho Tuesta |
Dramaturgia | Philippe Blasband |
Actores | Vanessa Vizcarra, Alfonso Dibós |
Producción | Break Producciones |
Música | Alejandro y María Laura |
Dónde | Teatro de Cámara del Centro Cultural El Olivar – Av. La República 455, San Isidro |
Temporada | Hasta el 9 de abril. De jueves a domingo a las 20:00 |
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