¿SUPISTE DEL FISABES?
Reseñamos lo que el Festival Internacional de Saberes Escénicos, un nuevo espacio que vio nacer su primera edición con diez días de presentaciones imparables, que tuvo a seis países invitados rotando en seis sedes y que supo ir desde el teatro psicológico, el drama y la comedia hasta el teatro de circo y el teatro erótico. Esperamos haya sido partícipe de él y si no, espere al próximo año que promete volver.
Escribe: La Shaparrita
“Cuando veamos que de nuevo se aprecia y recompensa a los actores que llevan al escenario generosidad, deseo, vida orgánica, acciones ejecutadas libremente -sin deseo de recompensa ni miedo a la censura o la incomprensión- tendremos una de las primeras señales de que la manera de nuestra época introvertida y desdichada ha comenzado a cambiar, y que volveremos a tener el anhelo y la disposición de contemplarnos a nosotros mismos.” Decía esto el dramaturgo David Mamet en su afán por lograr una comprensión trascendente sobre el quehacer de los actores y la importancia de su trabajo en nuestra cotidianidad. Porque el teatro dice, nos habla constantemente.
Y bajo esta premisa es que Percy Encinas, reconocido investigador teatral, gesta este primer Festival Internacional de Saberes Escénicos. “Todavía hay una visión de que el teatro es espectáculo, y claro que lo es, pero hay gente que aún cree que solo es eso. Nosotros no estamos en contra de eso pero sí creemos que hay más. Y tratamos de enfatizar esto con la programación planteada, trayendo obras de Eslovenia, Argentina, Uruguay, Canadá para que contrasten su realidad, su cultura con la nuestra”, nos dice. Y sobre ello platicamos.
Tú vienes de dirigir un Festival bastante grande que es el de la UCSUR, ¿cómo ha sido el paso a este formato más pequeño y qué es lo que ha diferenciado al Fisabes, tu nuevo proyecto como parte de AIBAL (Asociación Iberoamericana de Artes y Letras)?
Cuando tuve la oportunidad de trabajar en dicha universidad, ofrecimos la gestión del proyecto. Nosotros hicimos el festival: lo concebimos, ideado, diseñado, lo imaginamos al 100% por nosotros. Cuando nos desvinculamos de esa casa de estudios, decidimos formalizar con este grupo de académicos lo que venimos trabajando desde hace años en varios proyectos pues AIBAL está formado por gente del extranjero como por gente de la San Marcos, de la Católica, de la Universidad de Minessotta, de Harvard, de Princetone, entre otras. Somos gente que piensa la cultura, las artes y letras para decir algo y para incidir en un desarrollo que va más allá del tema escénico. Decidimos renovar el concepto, renovar el nombre y al ser una organización sin fines de lucro podemos darle otra visión a los objetivos culturales y artísticos.
El nombre me llamó mucho la intención y me gustó.
Desde el nombre mismo tratamos de enfatizar eso: que hay un saber, un intercambio de saberes, una necesidad de conocimiento que están vivos, que convergen, se intercambian. Eso queríamos resaltar: que este festival es una producción de saberes, que hay investigación, que nos importan tanto el fondo como la forma, que la una no vive sin la otra y menos en las artes escénicas.
¿Y qué saberes intercambiamos?
Cuando tú presentas una obra de teatro no solo muestras una representación sino, nuevamente, presentas el intercambio de saberes. Por lo menos de dos tipos. Uno es la technique, que es el cómo hacerlo. Un buen actor, un buen director, un buen elenco sabe cómo hacerlo, cómo llevar a buena altura su producto escénico. Pero a esto se suma la concepción que tienen todas estas partes sobre el mundo y del problema que están abordando en la obra. Porque aunque uno crea que no habla de mucho, toda obra habla de muchísimo más de lo que aparentemente cuenta, por su capacidad de generar sentido.
Luego de esta primera experiencia, ¿hasta dónde quieres llegar con el FISABES?
Queremos que este festival recuerde a la ciudad que los eventos deben surgir de la sociedad civil. Por ejemplo, el gobierno local ya ha hechos dos versiones del FAEL, un festival de teatro que nos enorgullece mucho y que nos pararemos a defenderlo si quisieran cerrarlo. Sin embargo, quizá más importante es que un evento de esa naturaleza se organizado por la sociedad civil porque las autoridades políticas cambian cada cuatro, cinco años. Entonces esto puede acabar. Cosa que ya ha pasado con muchos eventos importantes.
Como La Bienal de Lima, clausurada de la nada por Castañeda…
¡Exacto! Por más que era prestigiosa, tuvo muchas críticas a favor, nos permitía visibilidad externa como ciudad cultural… pero llegó esta otra autoridad política, con otra visión y se acabó. Por mi trabajo viajo mucho viendo teatro y los festivales más importantes de Latinoamérica como el “Santiago a Mil” de Chile, el “Festival Iberoamericano de Teatro Bogotá” de Colombia, todos son iniciativas de la sociedad civil que convocan alianzas con la empresa privada y el Estado. Esa conjunción de alianzas me parece clave lograr. Y me parece obligación que las autoridades de la cultura inviertan en las artes escénicas para consolidar iniciativas porque beneficia a todos los ciudadanos, no solo a aquellos que viven en el distrito donde el evento se lleva a cabo. Obviamente nosotros esperamos que este festival se realice anualmente siendo un muestrario de lo mejor del teatro de los cinco continentes pero que tenga un componente muy alto de espectáculo al aire libre y de ingreso libre.
Respecto a eso hubieron dos puntos que podrían considerarse desfavorables: el precio de las entradas (s/.60) y la lejanía de algunos teatros, como el Ella Dumbar en San Marcos.
Bueno, ¿pero lejanía respecto de qué? Estamos acostumbrados a consumir teatro en un circuito establecido: Miraflores, Barranco, San Isidro. Es más bien una oportunidad para capturar público de esos sectores pero también para que los que no han ido a esa zona conozcan un nuevo teatro, un teatro como el Ella Dumbar que es hermoso, construido y diseñado por los mismos arquitectos que hicieron el teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional. Sobre el precio de las entradas fue algo que evaluamos mucho en su momento. Si nosotros cobrásemos lo que necesitamos para cubrir los costos, la entrada costaría 140 soles. Sabemos que eso nos dable pero tampoco creemos que deba ser un precio menor al que se paga por espectáculos de primera calidad en Lima, siendo además extranjeros. Pero tuvimos no solo descuentos para estudiantes sino una serie de promociones: desde 25% de descuento por comprar una entrada presentado un ejemplar cualquiera del diario La República, otras en la web de Atrápalo y un súper descuento para la gente del gremio teatral. No había excusa.