EL OBJETOR Y SU TEATRO

Tomás Pombero es un espíritu inquieto. Prueba de esto es que su hoja de vida da cuenta de un constante viaje como titiritero. En esa ruta, Lima ha sido una de sus paradas, pero no la única, otras ciudades del Perú y del continente también han disfrutado de su teatro.

EL OBJETOR Y SU TEATRO

Escribe Karlos López Rentería

Esta es la segunda visita de Tomás a Perú junto a su compañía Desguace Teatro. La primera fue en 2014. En aquella oportunidad vi “Náufragos – espectáculo micro-etílico” que contó con una breve temporada en varios espacios de la ciudad entre ellos la desaparecida Casa Espacio Libre. Esta vez, el titiritero sevillano presentó: “El nuevo traje del emperador”, espectáculo de títeres que formó parte del circuito de auditorios del Centro Cultural Británico y de la Asociación de Artistas Aficionados. Todo esto gracias a la gestión de su colega peruana, Ana Santa Cruz. Sin embargo, lo especial de esta segunda visita es que Pombero impartió en la Asociación Cultural Camisa de Fuerza un seminario intensivo llamado “El objeto impertinente” cuya ocupación es la del “teatro de objeto”; sí, en singular, como su propuesta. Alrededor de este universo teatral conversamos con él.

 

En sus manos, infinitas son las posibilidades del objeto.

Háblanos de tu fascinación recolectora de objetos. Ese espíritu “cachivachero” que da prioridad a la materialidad en tu trabajo de creación.
Bueno, eso me viene desde bien pequeño. Vengo de familia numerosa y ahí todo se reutilizaba. Esto, unido a mi afán de intentar arreglar aquellos utensilios que no tenían arreglo, me llevó a la fascinación de desguazar todo para luego transformarlo. Además, todo lo que iba encontrando por la calle me lo guardaba en los bolsillos.

¿En casa no te decían nada?
Mi madre siempre andaba remendándome los bolsillos. Con los años, creo que eso se me ha ido agudizando. La suerte es que mi compañía, Desguace Teatro (no podía llamarse de otra forma) comparte el espacio Nave 19 junto con otras compañías de títeres, gracias al Ayuntamiento de La Rinconada y allí puedo almacenar todos los objetos que voy recopilando. De aquí de Perú me llevo algunas cosillas que he encontrado en algún anticuario. Ah, también algunos artículos de estas tiendas que tenéis aquí que se dedican a preparar eventos, babyshowers, bodas, 15 años… Me fascina esa estética tan particular de aquí, ese barroquismo de lo kitsch.

¿Podrías hablarnos del teatro de animación?
Entiendo que te refieres con teatro de animación a todo el amplio abanico de interpretar con títeres, siendo así te puedo decir que es una de las artes escénicas más antiguas. Suponemos que, en la época primitiva, cuando se sentaban alrededor de una hoguera, seguramente contaban historias con las sombras. Se han encontrado además muñecos articulados en muchas antiguas culturas: griegas, egipcias y aquí en Latinoamérica no podemos olvidar la Estela maya, una de las constancias del títere antes de la llegada de los europeos.

Y en relación a esta pregunta, ¿en qué se diferenciaría el títere del objeto?
En el teatro de objetos no pasamos a “marionetizar” un objeto, no radica en la manipulación de dar vida como si fuese una persona. Como os decía en el seminario “El objeto impertinente”, con la simple colocación del objeto en escena y mostrarlo al público tal como es, ya estamos creando una historia. No necesita tanto tecnicismo a la hora de manipular. El juego con la mirada, a veces no hace falta ni siquiera que lo manipules. Es importante la acción del intérprete con el objeto.

Ahora que lo mencionas, uno de los problemas fascinantes del seminario fue la facilidad con la que la manipulación del objeto lo convierte en títere o en apoyo a la narración oral o en utilería. La línea es muy delgada.
Como habrás visto en el taller, he ido marcando unas pautas en el trabajo y luego he dejado total libertad de acción para ver hasta dónde habíais profundizado en el poco tiempo que se ha desarrollado. Cada uno habéis buscado las posibilidades del objeto.

Algo similar ocurre en el entrenamiento actoral ¿no? Uno comienza a replicar dramaturgias que lo preceden. En el caso del objeto antes de aparecer como poseedor de condiciones dramáticas específicas fue títere, utilería… parece que es difícil desligarse de eso, aunque no lo haya hecho antes. ¿Tienes alguna hipótesis sobre esto?
Pues creo que no la tengo.

Háblanos de la dramaturgia del teatro de animación. ¿Se publican habitualmente estos textos?
Sí, afortunadamente ahora se escribe más para teatro de títeres que antes y sobre todo se trabaja mucho en la investigación. Existen concursos para promocionar esta escritura, cada vez hay más revistas especializadas. UNIMA Federación España tiene la publicación “Fantoches”, una revista dedicada a la investigación. Es verdad que muchas compañías hacen (hacemos) adaptaciones de cuentos u otros textos clásicos. De todas formas, tengo que aclarar también que la dramaturgia de una obra de títeres es distinta a una obra de teatro de actores y actrices. Deben ser textos fluidos y basarse más en las acciones de los títeres.

En el teatro de objeto el espectador ve la mano del objetor, incluso su rostro y torso. Luego decide no verlo. Después acepta incluirlo. ¿Te parece que esta dinámica fluctuante del fondo y figura estimulan la mirada del espectador y sus percepciones de lo real?
Sí, por supuesto. Cuando eres espectador o espectadora tú decides lo que quieres ver o interpretar. Cuando habéis asistido al curso, cada alumno/a escogisteis, con las pautas que establecí, el rol que creías conveniente en las pequeñas piezas que fuisteis montando. Creo que la magia o la química que envuelve a este tipo de teatro, pasa precisamente por la versatilidad de la persona que interpreta y su capacidad de fundirse con el objeto.

«En el teatro de objetos no pasamos a ‘marionetizar’ un objeto», explica Tomás Pombero.

El circuito del teatro de animación quizá sea el que más ha aportado a las renovaciones de espacios alternativos. Se han activado salas familiares, casas, azoteas, balcones; incluso diseña su idea de iluminación portátil con mucha solvencia. ¿Puedes contarnos tu experiencia en Perú, Latinoamérica y Europa?
Bueno, el teatro de títeres siempre ha estado ahí. Las dimensiones del espectáculo, la facilidad de movimiento de las compañías por la versatilidad de los espectáculos, el carácter nómada de éste teatro, siempre hizo que en cualquier sitio hubiese títeres. De Perú tengo una grata experiencia. En el 2010, en el teatro de la Asociación de Artistas Aficionados, estrené mi espectáculo “Náufragos”. Aquí he visto trabajos de algunas compañías que me han parecido de mucha calidad como los Tárbol, Kusi Kusi, Cía. Ana Santa Cruz, Hugo e Inés, aunque a ellos ya los conocía de España. Siempre que vengo me siento muy bien acogido tanto por el público como por los compañeros y compañeras del títere. En Latinoamérica he viajado por Brasil, Argentina y Colombia y siempre intento ver trabajos de las compañías autóctonas y conocer el pulso del teatro de títeres de cada lugar. En Europa, y en esto me centro más en España, hay una gran tradición del teatro de títeres. En la actualidad existen muchas compañías que le avalan ya una gran trayectoria, algunas son referentes mundiales incluso. También existen muchos festivales y ferias dedicadas exclusivamente al teatro de títeres y objeto, algunas, como la de mi ciudad, Sevilla, que en el año 2020 cumplirá 40 años. Cada vez se van creando más redes que van uniendo y difundiendo el teatro de títeres. Me gustaría también destacar que en las últimas décadas ha existido una fusión entre las distintas artes escénicas y eso ha enriquecido los trabajos que se van creando. Es muy normal ver un espectáculo de títeres fusionado con la danza, el flamenco, el circo.

 

VER A POMBERO
“Náufragos” es un espectáculo de Títeres para adultos de pequeño formato, en el que se recrea todo un universo etílico que comienza por los materiales con los que se han confeccionado los títeres: corchos, cajas de vino, sacacorchos y, por supuesto, alguna que otra bebida alcohólica. «Es que cualquiera puede ser o sentirse un náufrago, aunque no se le haya hundido el barco ni esté sólo en una isla desierta», sabiamente nos revela Tomás.

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