AL COLEGIO NO VOY MÁS

Llega la reposición de la obra "Escuela vieja: todo lo que siempre quiso olvidar de la educación peruana". Desde el drama irónico, el montaje cuestiona nuestro sistema educativo y su anacronismo a partir de la figura de cuatro escolares que transitan por las aulas cual si fuese una fábrica de producción en serie.

AL COLEGIO NO VOY MÁS

Escribe: Inés Bahamonde

Tres fueron las enciclopedias que en la escuela se solían utilizar: enciclopedia Venciendo, enciclopedia Bruño y enciclopedia Escuela Nueva. Se llamaba así a estos libros, utilizados principalmente en la primaria, pues contenían casi todas las materias. Pero fue la última la que marcó la etapa escolar de Patricia Biffi y Carlos Delgado, directora y director adjunto de «Escuela vieja: todo lo que siempre quiso olvidar de la educación peruana».

Pero la enciclopedia supracitada despertó del olvido en el 2012 cuando la defensa chilena en la Corte de La Haya utilizó sus mapas como alegato a su favor en el diferendo marítimo. Cuenta Patricia que el hecho no solo llamó su atención sino que mostraba el “poco cuidado con el que se elaboran los textos educativos en el Perú”. Este suceso, sumado a la labor como docente universitaria que realizaba junto con Carlos, fueron los detonantes para cuestionar en el escenario el sistema de educación escolar, su tradicional formalidad notoriamente arcaica.

PARADIGMA AGOTADO
Entendiendo que educar no es solo recibir conocimientos, hoy por hoy seguimos discutiendo la utilidad e importancia que realmente tienen algunas asignaturas; lo mismo con los libros de texto, su memorización, las tareas, los exámenes y un sistema calificativo que asume que todos poseemos las mismas capacidades, símiles inteligencias. El educador español Javier Pericacho resume estas dudas (ligadas más a modernos conceptos de enseñanza) como una asincronía educativa que persiste en «mantener una escuela del siglo XIX, con profesores del siglo XX para educar a alumnos del siglo XXI».

Como explica Patricia, “es el potencial de este texto como símbolo lo que me interesa”. “Desde ahí –continúa Carlos- se propuso trabajar desde las propias experiencias y las principales consecuencias que este tipo de escuela genera en los seres humanos: restar creatividad, autonomía, ciudadanía”. Así, el montaje no esconde paralelos industriales y militares respecto al trato alumno/profesor, escuela/fábrica, teniente/cachaco. “La obra se centra en el desfase que existe entre el modelo con el que se creó la escuela, regido por la economía industrial del siglo pasado, y nuestras necesidades actuales, de un mundo globalizado”, acota la directora.

¿Puede toda la información necesaria contenerse en un solo libro? “Eso es lo que no entendía, cómo todo el saber podía estar en un solo librito grueso”, comenta Carlos, tratando de recordar su etapa escolar y reflexiona que “el sistema educativo es un monstruo que se come a sí mismo. Es un problema estructural que implica tomar decisiones en lo político, económico, social. Y esto no es nuevo. Si bien las problemáticas presentadas en la obra corresponden a una escuela más ochentera o de los noventas, los problemas de fondo como la falta de humanidad, la idea de fábrica, el desinterés por el desarrollo del niño o adolescente, continúan, en diferentes niveles, y en algunos casos, en niveles extremos, es la ausencia de interés por la educación lo que lleva a nuestra sociedad a vivir así. Si te pones a pensar, detrás de los problemas que nos aquejan, radica la falta de un sistema educativo poderoso, humano y feliz”.

A COCACHOS NO SE APRENDE
Diferentes manifestaciones artísticas ya se han encargado de afrentar este vacío. Tal vez sea «Another brick in the wall (part II)» uno de sus principales himnos. Ya lo dijo Roger Waters, bajista y letrista de Pink Floyd: “es como una cadena de montaje: entras por una puerta a los tres años, te imponen una doctrina que a alguien le pareció la correcta y sales por otra puerta a los dieciséis, listo para aportar tu granito de arena al progreso”.

Mientras se transcurren las tres llamadas previas al inicio del espectáculo, en una pantalla gigante se proyectan comentarios de gente en la calle entrevistada sobre sus recuerdos en (y sobre) el colegio. “Prefería jugar vóley”, “soy mala en matemáticas”, “no me gustaban los exámenes orales” son solo algunas respuestas que afianzarán lo que lo actores están a punto de plantear en absoluta ironía: una educación mecanizada, deshumanizada, donde la recreación y el autoconocimiento no están permitidos.

En aburrido y monocromático uniforme gris, desfilan Alexa Centurión, Willy Guerra, Henry Sotomayor y Mavi Vásquez, ahora convertidos en alumnos que marchan (las marchas solo nos gustaban porque perdíamos horas de clase), toman distancia y saludan a la bandera. Recitando párrafos de Escuela Nueva, nos recuerdan que “la escuela es nuestro segundo hogar” aunque aquí no tengamos madre (el rol lo asume la profesora pero su autoridad limitante dista mucho del afecto materno), no se nos permita correr, imaginar o ser distintos.

Los juegos de poder también se clarifican. Ser policía escolar y portar el cordón trenzado en el hombro era el máximo galardón que se podía obtener (y, por supuesto, te convertía inmediatamente en el orgullo de tu abuelita). Pero esta suerte de premio solo buscaba poner –astutamente- al alumno en el bando opuesto pues implicaba convertirlo en un soplón, un acusete de sus compañeros para cumplir con la tarea encomendada: mantener el orden.

Uno de los momentos mejores logrados en esta puesta es la crítica sostenida ante las pruebas vocacionales. Semejando a un programa concurso con un conductor al mejor estilo Marco Antonio, al alumno se le obliga a decidir y definir sus preferencias cuando sus referentes no superan el mundo conocido a sus dieciséis años. Así, tampoco se le aconseja optar por posibilidades artísticas, infiriéndosele alguna carrera típica (y harto demandada) para ejercer el resto de su vida.

La religión, la educación sexual, la memorización de datos (paporretear en cántico los nombres de los catorce incas), el estrés ante los exámenes, la valoración de la teoría sobre la experiencia, la discriminación racial y el maltrato verbal infantil (hoy llamado bullying) son puntos retratados que permiten reflexionar desde la identificación de lo vivido.


ACTUALIZACIÓN AL 28/02/2016

 

Datos
Dirección Patricia Biffi
Dramaturgia Colectiva
Elenco Claret Quea, Alexa Centurión, Henry Sotomayor, Mavi Vásquez
Temporada Jueves y viernes, del 02 al 24 de marzo
Hora 20:00
Lugar Alianza Francesa: Av. Arequipa 4595, Miraflores

 

 

FICHA AL 01/07/2015

SOBRE SÓTANO 2
Durante las próximas tres semanas el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico presenta este festival de teatro emergente, iniciativa que busca visibilizar el trabajo de jóvenes directores peruanos.
Desde afuera, dirigida por Gabriel de la Cruz y Sebastián Rubio, va del 5 al 8 de junio
Metamorfosis, dirigida por Rodrigo Chávez, va del 12 al 15 de junio
Gol, dirigida por Roberto Ángeles, va del 19 al 22 de junio

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