PEQUEÑAS HISTORIAS PARA REÍR Y PENSAR

Escribe: Hane Sormani

Desde dos activistas desnudos en el Ártico tratando de salvar osos polares hasta dos presas políticas encerradas en sus propios recuerdos (ni los barrotes de sus celdas son tan difíciles de destruir como ese infierno personal que las atosiga). Así de variadas son las obras cortas que se interpretan en “6×6: Historias que contar”. Y aunque no posean hilo temático en común, la disposición en que son presentadas las agrupa en un estilo claro que da como resultado un montaje fresco y dinámico.

Este proyecto de dirección colectiva está conformado por seis jóvenes actores, cinco de ellos egresados recientemente del Taller de Formación Actoral de Roberto Ángeles. “Decidimos juntarnos por el simple hecho de hacer teatro juntos. Veníamos trabajando sin parar durante un año y creo que la química en escena se ve”, nos dice Gina Yangali, a lo que Carla Valdivia suma que “tenemos mucha confianza el uno en el otro. Lucía Casanave no estudió con nosotros pero es amiga desde hace mucho y aunque venía de otra escuela, de otro estilo de hacer teatro, se incorporó muy bien al grupo. Somos como una familia, somos como sentimos debe ser el teatro”.

Tras dos días de lectura ininterrumpidos, el equipo se quedó con textos de tres estadounidenses, un mexicano, un español y un peruano. Sin haberse propuesto ningún patrón de búsqueda resultaron teniendo un compilado de obras donde el humor se filtra sin ninguna sutileza, siendo la excepción el texto de Sanchis Sinisterra, libreto que como bien explican ellas “fue un capricho incluirlo”.

Así, en el primer bloque se nos presentan textos muy divertidos y de ágil montaje, con cierta cuota de hilaridad que, a pesar de estar en el límite con la ficción, logran mostrarse como situaciones naturales y cotidianas gracias al buen trabajo escénico de los actores. Diez minutos de intermedio después llegan las tres obras restantes. Aunque más largas y de temas aparentemente más formales, consiguen también hacernos sonreír. Cabe resaltar la cuota metateatral que tienen las dos últimas historias: una sobre un dramaturgo obsesionado con darle vida a su texto dónde y cómo sea, y otra sobre una novel actriz en proceso de audición.

Sobre ello Gina comenta que “ese texto de “La prueba” nos identifica muchísimo ya que los seis actores somos recién egresados, recién buscamos trabajo, buscamos una oportunidad y si no aparece pues la creemos nosotros mismos, que es la razón por la que nace este proyecto. Por eso es que esta obrita termina de redondear nuestra propia puesta en escena que empieza con nosotros calentando frente al público”.

La entrada solidaria es otra particularidad que nos presenta. Carla explica que tomaron esta decisión tras someterlo a votación a pesar que claramente el proyecto no tenía fines de lucro, “queríamos que la gente venga al teatro sin que el dinero sea excusa, además nuestra temporada es tan cortita que no era posible armar una estrategia de medios correcta”. Finalmente ambas actrices declaran -con no poca emoción- que esperan seguir trabajando juntos y que han de mejorar el formato de “6×6: Historias que contar” para nuevas entregas.