HEROÍNAS Y VILLANAS

“Hice una obra sobre ti y por fin viniste a verla”, dramaturgia de Vera Castaño que dirige Rocío Limo, plantea el desafío entre la creación escénica basada en hechos reales y la libertad de expresión ante episodios de censura.

HEROÍNAS Y VILLANAS

Escribe Eder Guardamino Cavezas

Desde la caída de Alberto Fujimori, a finales del año 2000, el poder de los medios de comunicación —y de quienes los controlaban desde Palacio de Gobierno— dejó de ser un mito. Se había convertido en una amenaza. La información al servicio de intereses mercenarios había quebrado la moral del país polarizando a la opinión pública en dos bandos en busca de respuestas y culpables.

“Hice una obra sobre ti y por fin viniste a verla”, pieza teatral escrita por Vera Castaño, aviva el dilema entre el hecho real y su representación ficcional. A través de un infructuoso diálogo, dos mujeres intentarán esclarecer los difusos límites entre la creación inspirada en un personaje histórico y la libertad de expresión de su creadora ante episodios de tacha o censura.

Bajo una cuidadosa dirección de Rocío Limo, asistida por Jussara Sifuentes, la obra se camufla en un juego de apariencias y verosimilitudes. Escapa a la convencionalidad propositiva de lo que parecía un monólogo habitual cuando la artista (enérgica Vera Castaño) intenta conectar con su audiencia, pero es interrumpida por un celular.

 

UN MÓVIL SUENA

Maribel Chirinos (Jackie Vásquez) tratando de defender su intimidad. ¿La tiene, dada las circunstancias?

Este eficaz e intrusivo recurso utilizado con intermitencia en nuestro teatro en los últimos años se mimetiza con sutileza en este tejido teatral, logrando perturbar al público, cohesionarlo y adherirlo al servicio de la ficción, además de alertarlo sobre el manejo responsable de los móviles durante una función.

A partir de aquí, la puesta se tornará disruptiva, antagónica y sumamente interactiva. Un quiebre de la cuarta pared reunirá por fin a la impetuosa actriz con Maribel Chirinos (interesante papel de Jackie Vásquez), antigua secretaria del extinto Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y personaje clave en la caída del gobierno fujimorista.

Y una grabación, propia en tiempos de redes sociales, con la debida presión mediática –algo forzada, quizá– hará que este personaje inspirado en Matilde Pinchi Pinchi (y que Vásquez también interpretara en la película “Caiga quien caiga”), mujer de confianza del exasesor Vladimiro Montesinos, mantenga una relación tensa e incómoda con la artista que la protagoniza en escena, revelando la metateatralidad de esta pieza.

Es decir, la posibilidad de hacer una “representación de la representación” en el que el público “actúe” de jurado. Para lograrlo, el sobrio diseño escenográfico aprovecha los pocos elementos (dos bancos en forma de caja, una silla y un arco metálico), un fondo color rojo encendido y una iluminación adecuada para convertir la caja negra en un set televisivo de entrevistas.

 

PREGUNTAS DE DIFÍCIL RESPUESTA

Vera Castaño ante los mínimos pero potentes recursos escenográficos dispuestos por la directora Rocío Limo,.

Ahí las confesiones o revelaciones de Chirinos se confrontan con las imágenes de su representación iniciando un debate sobre la pertinencia de la ficción. Saber que ella estaba enamorada del “Doc” o que fuera rehén del SIN, ¿bastaría para replantear la percepción del personaje? ¿O solo importan sus testimonios que ayudaron a sancionar y encarcelar a 180 funcionarios por actos ilícitos en el gobierno fujimorista?

Y, en especial, ¿qué función cumple en los ejercicios de memoria histórica la “verdad expuesta” si esta involucra información de dominio público y reputaciones personales que tantas veces el periodismo ha condenado en primera plana? La propuesta del colectivo Tejido Abierto intenta comulgar estas dos versiones.

Si el Perú fuese una obra de teatro o, mejor, una creación colectiva —con ensayos fallidos, pasadas incompletas y múltiples versiones oficiales— cabría preguntarse si la memoria histórica será un lugar confiable para que las nuevas generaciones puedan comprender y respetar nuestro pasado reciente.

Tras varias escenificaciones (Centro Cultural Británico, Campus de la Universidad Católica, Plazuela de las Artes y el Club de Teatro de Lima) y con un abordaje maduro y plausible, “Hice una obra sobre ti y por fin viniste a verla” desliza la desafiante responsabilidad que los autores y dramaturgos contemporáneos deben enfrentar, aunque el proceso duela o incomode.

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