LA CONTINUIDAD DE LOS CUERPOS

En “Knot” estamos frente a una pareja, Nikki y JD, quienes progresivamente van revelando la naturaleza de su relación, tanto a nivel discursivo-verbal como a nivel del trabajo de los cuerpos en escena.

LA CONTINUIDAD DE LOS CUERPOS

Escribe Gabriela Javier Caballero

El dúo Nikki Rummer y Jean-Daniel Broussé plantea en “Knot” (nudo en inglés) cómo ha sido el proceso de búsqueda y encuentro del otro a partir de sus propias experiencias. Mientras ellos ejecutan saltos acrobáticos y coreografías circenses, comparten con el público sus sueños, metas, conflictos personales y las tensiones que permean su relación como pareja. Se trata de la historia de dos compañeros/amantes y de las formas en las que ellos han logrado conectar o «encajar» —to fit— el uno con el otro, pese a los defectos y manías de cada uno, que son sobrellevadas mediante la compañía, la empatía y el apoyo mutuo. Esto se complementa con la mezcla de danza, acrobacias y texto para recrear la complejidad de las relaciones humanas en base al principio de la honestidad. Esta, presente desde el inicio del espectáculo, en el que tenemos a Nikki y JD frente a un micrófono, dirigiéndose hacia el público directamente, funciona como uno de los hilos conductores de esta puesta en escena.

 

CUERPOS QUE HABLAN

El desafío de sostenerse en todo plano semántico.

Si bien existe una narrativa que se puede reconocer en los episodios que componen “Knot”, esta se hace cuerpo al traducir la «historia contada» en secuencias físicas. Así, la búsqueda de soporte de ella se traduce físicamente en dinámicas corporales en las que el cuerpo de JD está dispuesto a «soportarla» y a sostener su peso, tan a su disposición como ella lo desee o imponga. Con esto logran dar cuenta de la complementariedad de la pareja. Es como si sus cuerpos hablaran: «estoy ahí para ti». Sin embargo, así como juntos logran mayor elocuencia, en soledad, en el momento en el que uno es abandonado por el otro, el silencio invade el cuerpo.

Esto se evidencia, por ejemplo, en la imposibilidad de JD de realizar figuras complejas solo. Hay ahí un «algo» que no logra de dicho en soledad. Se refuerza así la necesidad del otro: en escena vemos a JD tratando de realizar acrobacias solo, sin éxito (esto logra conectar con el espectador mediante el humor) y pidiendo a Nikki disculpas para volver a tenerla como pareja. El cuerpo también se disculpa y ella asume una posición de poder que deriva en una reconciliación que no será enunciada oralmente, sino que se hará cuerpo. Así, estos adoptan fluidez y reflejan continuidad en el suelo en ese nudo que establecen entre ellos. En ese sentido, el movimiento y las acrobacias no resultan distractores, sino elementos que aportan a la narrativa y que ayudan a corporeizar la historia.

 

EL TONO CONFESIONAL: EL NUDO POR DESATAR
La intimidad y la intensidad también son pilares de esta propuesta escénica. En ese sentido, el “jugar a ser pareja” —románticamente hablando— no resulta gratuito, sino un recurso para dar cuenta, mediante la voz propia, de la complejidad que adquieren las relaciones entre el hombre y la mujer. Esta relación público–puesta en escena se va anudando: somos cómplices y testigos de la pareja en escena y construimos ficción con ellos. Acompañamos.

Por otro lado, en “Knot” no solo se plantea cómo es la dinámica de la pareja, sino que se recuperan las voces personales para expresar la incidencia de esa relación a nivel personal, como en las relaciones sentimentales de Nikki o las familiares de él. Si bien existe una construcción identitaria basada en la interacción con el otro compañero, también son sujeto en sí mismos y se reconocen como tales: en escena, frente a la vulnerabilidad de JD, ella será ahora quien pone el cuerpo para cobijarlo, cargarlo y sostenerlo. Si antes él era el soporte físico para las acrobacias, ahora ella corporiza su poder: su peso, su cuerpo es base para sostenerlo y así expresa no solo destreza física, sino compañía, empatía y soporte emocional.

 

ACROBÁTICOS ROLES DE PAREJA

Historia simple pero brillantemente lograda por las sorpresas discursivas que presenta.

¿Qué nos dice este espectáculo sobre los roles de pareja? ¿Qué espacio ocupa la mujer o el hombre en la dinámica circense y acrobática? En una relación coreográfica donde resulta relevante el poder y la fuerza del cuerpo, tradicionalmente ha existidos una dinámica de poder basada en la fuerza física que el hombre posee, que refuerza, por extensión, la imagen de una mujer sumisa, pasiva y dependiente. En “Knot” se logra subvertir esta dinámica tradicional en base a la sensibilidad de cada performer y al trabajo corporal: el contacto no es unilateral, sino que se distribuye y el peso/soporte es compartido. Ser levantado o levantada no se asocia aquí con la idea de que el hombre posee más fuerza o que la mujer es más frágil. Todo lo contrario: resalta la fluidez y la continuidad de los cuerpos, como si ambos pudieran entenderse como una misma línea que se ata y desata, se anuda y desanuda para expresar horizontalidad en la relación de pareja. Nikki y JD, al no ceder al imaginario hombre=fuerte, mujer=débil, rehúye de las expectativas tradicionales en la dinámica de pareja de acróbatas y nos increpan acerca de la autenticidad, la compañía y la empatía.

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