EL VIAJE DE UN HÉROE BICÉFALO
Escribe Erick Weis Bautista
¿Hemos hablado y escrito lo suficiente sobre “La cautiva” (2014)? ¿O nos hemos excedido de alguna manera? Si hacemos una rápida revisión en cualquier buscador, pueden encontrarse decenas de artículos, reseñas y críticas de distintas fechas en las que la obra estuvo en escena. Es tanta la cantidad que incluso podría hacerse una pequeña clasificación:
- Artículos de opinión, crítica y publicidad durante la primera temporada de la obra en el 2014.
- Artículos de opinión, videos y pronunciamientos cuyo objetivo era defenderla ante aquel episodio en el que se pensó investigarla como apología al terrorismo.
- Notas de prensa nacionales e internacionales relacionadas a cada uno de los festivales se ha presentado.
- En general, todos aquellos posts, comentarios y etiquetados en redes sociales en los que el público se ha manifestado, en la mayoría de los casos, a favor del montaje.
La línea que siguen la mayoría de estos artículos (hemos colocado las referencias de una buena cantidad al final del presente) es la de valorar positivamente la obra a partir de la importancia que posee su contenido como ente promotor de debate y reflexión con respecto de un episodio histórico reciente vivido de distintas maneras por los habitantes del Perú entre 1980 y 2000: el conflicto armado interno. Específicamente, estamos ante un caso que toca una serie de temas precisos y delicados acaecidos durante dicho periodo como violaciones sexuales, abuso del poder, asesinato de inocentes e indiferencia.
Sin embargo, creemos que el factor temático es solo una de las aristas que le permitió a Luis Alberto León ganar el Premio Especial del Jurado en aquella primera promoción de Sala de Parto, en 2013. No, no hemos hablado lo suficiente sobre “La cautiva”, pero quizá nos hemos excedido en insistir en que su importancia está en su contenido cuando hay una serie de atributos aún no muy explorados en la estructura y forma en la que la historia está planteada.
En este texto, nos proponemos analizarla (pero) sin hablar de memoria y conflicto armado interno. Cabe señalar, a modo de aclaración, que el siguiente es un extracto de un análisis semiótico mucho más amplio que vengo desarrollado sobre la obra llamado “La construcción del camino hacia la libertad en La Cautiva”, en el que desarrollo otros puntos como las modalidades y estadios por las que pasa cada personaje. Para este caso, he elegido específicamente el aspecto de complementariedad que poseen la cautiva y el auxiliar y su relación de acción-reacción que empuja el desarrollo de la obra.
¿QUIÉN LLEVA LA HISTORIA?
Luego de tener la oportunidad de ver la obra en distintas ocasiones, siempre bajo la dirección de Chela de Ferrari, existe una primera observación por la que se puede partir: ¿María Josefa, la cautiva, es realmente la protagonista de la obra? El título, el afiche y la publicidad nos sugieren de inmediato que sí. Pero la cadena de acontecimientos generado durante la obra apunta hacia otro lado.
Es justamente aquí donde aparece como ayuda una de las estructuras más comunes, eficaces, antiguas (y actualmente populares en Internet) para ‘contar’: el viaje del héroe o monomito. Propuesto por Joseph Campbell en su libro “El héroe de las mil caras” (1949), el autor estadounidense hace un recorrido por cientos de historias, mitos y leyendas de distintas culturas para probar su hipótesis, la cual consiste en plantear que la mayoría de estas narraciones pueden ser esquematizadas, con más o menos elementos, dentro de un mismo recorrido:
La mayor expansión y popularización de esta estructura puede encontrar una respuesta en el uso que le dio George Lucas para crear “Star wars”. A partir de aquí, el cine estadounidense no ha dejado de explotar el monomito. Así, versiones simplificadas de este viaje han ido apareciendo a lo largo de los años. Tomemos como referencia, por ejemplo, el planteado por el guionista Dan Harmon:
Sucinto resumen que nos llevan del orden al caos para regresar, no sin antes haber experimentado un cambio, nuevamente a un estado de orden. Volvamos a “La cautiva” para responder la pregunta ¿quién es el protagonista? Siguiendo no solo la propuesta organizativa del viaje del héroe sino también las acciones y decisiones de los personajes, todo apunta, con una perspectiva analítica, a Mauro Requena, el auxiliar.
A él se le ordena la limpieza del cadáver, obedece; pero, a partir de aquí, cuando inicia su interacción con María Josefa, la cautiva, comienza a decidir. Pasa de estar en un día más de rutina en la morgue (orden) a un primer estado desconcertante cuando el cadáver de la niña le habla: decide escuchar, no obedecer, defender y asesinar con todas las consecuencias que implican esta serie de acontecimientos (caos). Sin embargo, el viaje ha sido revelador, ha ayudado a María Josefa a entrar en un estado con la capacidad de recompensar al auxiliar: en cuerpo y alma ambos llegan finalmente a una especie de paraíso o tierra sagrada, Nueva Huanta (orden).
Podríamos quedarnos aquí y decir simplemente: “bueno, el verdadero protagonista es en realidad el auxiliar”. Sin embargo, sería interesante ir más allá de la concepción de el/los protagonista(s) (siempre diferenciados). ¿La cautiva tiene un solo protagonista dividido en dos personajes complementarios? Crear una historia de este tipo no resulta imposible, pero su ejecución necesita de un planteamiento lo suficientemente conciso como para que pase la prueba.
A partir de este punto es que la obra, a nivel semiótico, se complica y, por tanto, también enriquece. Usemos, a propósito, esta herramienta para comprobar cómo Luis Alberto León logra elaborar su propuesta con éxito.
COMPLEMENTOS NECESARIOS
Nuestra hipótesis plantea que hay un camino de la libertad que se construye de manera recíproca entre los dos personajes principales —sin que estos lo sepan— y cuya representación, en realidad, puede interpretarse como la de un solo héroe formado a partir de la complementación necesaria cautiva-auxiliar. Cada uno aporta una serie de elementos que permiten que pasen de un estado a otro a lo largo del acontecimiento teatral. Un breve esquema puede simplificarlo:
Auxiliar/Cautiva
Mauro Requena / María Josefa Flores Galindo
(Ambos pasan por el proceso y el paso)
El recorrido, por ejemplo, de la oscuridad a la luminosidad, se da de modo paulatino en ambos personajes. Mauro ayuda a María Josefa a salir de este primer estado al hacerla dormir y prepararla para la fiesta (como su abuela y Esteban). De igual modo, cuando el auxiliar parece que regresa hacia un estadio de opacidad, ella, quien ya ha tomado consciencia de su carácter divino, lo vuelve a traer, y ya de manera definitiva junto a ella, a la luminosidad que se había construido (Nueva Huanta) antes de la llegada del capitán. Estos mismos factores podrían relacionarse a los cambios de estado de terrenal-celestial y profano-divino.
El cambio entre la cobardía y la valentía se da de modo abrupto en nuestros dos actantes. En el caso del auxiliar, esta parece concretarse cuando mata al capitán y libra a la cautiva de ser violada. En el caso de María Josefa, parece que esta se da de manera repentina también, cuando, al ver muerto al capitán, se prepara para recibir a los demás invitados, donde ella será “el plato principal de la fiesta”. Esta valentía, sin embargo, no llega a mancillarse: la tropa nunca entra a matar al auxiliar y violar a la cautiva. Debemos mencionar, no obstante, que esta probablemente quede suspendida y existente potencialmente como parte del nuevo estado que poseen los personajes cuando pasan de la morgue a Nueva Huanta.
En el caso del paso de la muerte a la vida, hay que volver a tomar en cuenta la paradoja creada al inicio de la obra: mientras que la cautiva estaba muerta y tenía tantos anhelos en su vida; el auxiliar deseaba la muerte sin poder cumplir su deseo por su cobardía. Se podría proponer, de este modo, que mientras la cautiva tenía una muerte física y una vitalidad espiritual, el auxiliar poseía las variables inversas: vitalidad física y la muerte en el alma. En el proceso, los personajes parecen revitalizar los vacíos que poseían en sus condiciones: el auxiliar embellece a María Josefa, la prepara para su celebración; la cautiva le da un sentido a la vida de Mauro, lo llena de valor, de cierta esperanza. La llegada a Nueva Huanta se da plenamente nutrida de vitalidad.
Como última etapa, todos los factores anteriores se unen para formar el camino que se da entre el cautiverio y la libertad, camino en el que la cautiva deja de serlo y se convierte en María Josefa y el auxiliar abandona también su condición subyugada para ser simplemente Mauro Requena. A lo largo de la obra, ambos, sin saberlo, colaboran mutuamente para adquirir estos valores que les permiten salir de sus encierros personales para quedar libres en el mencionado paraíso idílico.
Finalmente, todo esto puedo concentrarse en la propuesta de un cuadro semiótico que engloba el recorrido que hace Mauro y María Josefa en el acontecer de la obra:
Así, hemos podido comprobar cómo, más allá de los temas de contenido relacionados al conflicto armado interno y la memoria, hay una riqueza en la composición de “La cautiva” que revela una estrategia bien planteada con respecto a sus personajes en constante contraste y complemento. Como en este caso, quizá no sea mala idea reflexionar un poco más sobre otras dramaturgias nacionales, dejando de lado la relación con su realidad socio-cultural, para explorar otras miradas interpretativas.
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REFERENCIAS
- Lea «La cautiva» – Diario 16
- «La cautiva», fuerte dramaturgia que conquista a un público en crecimiento – Diario Gestión
- Las cautivas – La República
- Ojos de piedra: «La cautiva» – ISUS 360
- La bella y la bestia – El Comercio
- «La cautiva» – El Comercio
- Por estas 3 razones “La cautiva” es probablemente la obra del año – Utero.pe
- Un mundo para María Josefa – La República
- «La cautiva»: una obra para no olvidar nuestro pasado – Perú.21
- «La cautiva»: una obra sobre la violencia interna – laprensaperu.com
- «La cautiva» – andina.com.pe
- En defensa de «La cautiva» – La República