EL AMOR ES UN PÁJARO REBELDE

Biviana Goto escribe y protagoniza “Los quince días de Ana y Benjamín”, una historia de amor donde el miedo parece imponerse ante el deseo. Ella nos contó detalles del proceso de esta reposición y de su trabajo con la directora Julia Thays.

EL AMOR ES UN PÁJARO REBELDE QUE NO SE PUEDE CONTROLAR

Escribe Hane Sormani

Aunque “Los quince días de Ana y Benjamín” se estrenase el año pasado, la anécdota de esta historia persigue a su autora, Biviana Goto, desde hace ocho. Pero, según nos cuenta ella, concretarla, aterrizarla para que no se pierda como un deseo inconcluso, se lo debe a la experimentada actriz Rosa Wunder –madre del actor Gustavo Bueno-, con quien compartió escenario en la obra “Los árboles mueren de pie” en el 2008. “La considero mi maeLos 15 días 2stra, mi abuela –explica Biviana-así como el personaje que magistralmente interpretó en esa obra. Ella conoció un poquito de mi estilo de escritura y me impulsó a escribir, me lo repitió muchas veces, así que tuve el atrevimiento de esbozar algunos diálogos pero no tenía los elementos la que “rellenaran”, me faltaba la fábula de cada personaje. Además no tenía la técnica, sentía que debía estudiar, así que la dejé ahí, macerando, esperando tener la oportunidad de tomar clases de dramaturgia.” Y ese aprendizaje llegaría recién en el 2014 con César De María. En el ínterin, Bivi iría recolectando vivencias, lecturas, sonidos, películas y amigos, sumándolos secreta e íntimamente a su propuesta dramatúrgica.

UN ROTO PARA UN DESCOSIDO
Ana, una mujer a quien suponemos entrada en los 30, vive bajo una rutina incorruptible que le genera satisfacción. Todo en su vida ha sido exhaustivamente planificado porque se siente miserable ante la sorpresa. Necesita evitarla. Por ello sabe qué combinación de colores vestirá cada día de la semana, cuántas veces masticar sus alimentos y que son quince las veces que debe aplicarse el desodorante. Su vecino Benjamín (interpretado por Claudio Calmet), escritor y dueño de una timidez paralizante, ha descubierto este automatismo cotidiano, el cual observa con admiración a través de una rendija en la pared que los separa. Antes que un voyeur instigador, lo de Benjamín es fascinación pura, lindando casi con la inocencia de un niño que descubre un nuevo mundo. Y ese es uno de los aciertos en esta narración: no se sexualiza el encuentro. Goto, por el contrario, busca rescatar las bases del enamoramiento, redescubrir las razones por las que nos sentimos atraídos hacia otra persona, descontando que el gusto físico o el sexo están implícitos, que de todas formas sucederá; por lo tanto no es necesario ni trascedente ahondar en él.

Los 15 días 4“Amar con miedo a las consecuencias es un infierno, pensar que el amor indefectiblemente va a terminar es la forma en que Ana ha amado, con ansiedad, saboteándose. No se puede amar así, es un tormento”, dice Biviana, tratando de explicar a su personaje, quien se verá expuesto ante el azar luego que atropelle con su bicicleta a Benjamín. Lesionado, a éste le brindan 15 días de descanso médico. Sabiéndose culpable pero no responsable por lo sucedido –fue un hecho fortuito, él no suele andar por esa calle a esa hora; hecho que ella sabe bien dentro de su calculado día a día-, en un magnánimo esfuerzo Ana variará su rutina, dedicándole tiempo para ayudarlo con su recuperación. Con frialdad y evitando relacionarse más de lo necesario, descubrirá las aficiones de este literato extremadamente introvertido, quien también sufre en su intento por mantenerla cerca. Pero Ana logra conectar con los cuentos que él escribe, escucharlo le produce goce, sensación nueva para ella; y a él, contárselos le prodiga mayor placer que tocarla.

Pero la retahíla de sus miedos les impide aceptar lo que sienten. Y aunque la información de la obra la presente como una comedia, estamos ante un drama. O una tragicomedia como enmienda su autora: “es difícil siempre encontrar un género exacto en las creaciones literarias. La temática que está en el fondo es inevitablemente trágica”. En busca de dotarla de cierto grado de humor, los personajes son exagerados en sus compulsiones sin llegar a la caricatura pero con ciertas pinceladas de la misma. Para distender, Biviana sumó a dos narradores (Jackie Vásquez y José Antonio Buendía) que fungen como una suerte de consciencia de Ana y Benjamín. Son como su Pepito Grillo. Así, estos no solo van guiando al espectador, explicándoles que verán una historia con repeticiones y sin mayores sorpresas dramáticas e incluso disculpándose por ello. Ambos narradores discuten sobre el futuro de los personajes y se mimetizan con ellos para revivir su pasado o fantasías. Difícil no sonreír ante su naturalidad.

ENTRE LO SIMBÓLICO Y LO CONCRETO
La dirección está a cargo de la actriz y dramaturga Julia Thays. “Conocí su trabajo en “Yo río” (que escribió y dirigió) y la puesta en escena tenía un estilo compatible con lo que mi texto quería trasmitir. Creí que Julia poseía la sensibilidad para darle vida a mi historia y no me equivoqué. Es una mujer con un talento para la creación y la composición estética que admiro mucho. Me honra que ella haya valorado mi texto y aceptado dirigir esta historia”, afirma Biviana, quien contenía un deseo inconmensurable por actuar. “Poseo rasgos asiáticos y siempre me llaman para representar a una turista japonesa, a Keiko Fujimori o a una china que cocina en un chifa. Esperar sentada a que me llamen como actriz es terrible para mí.” La mayor parte de su experiencia teatral la conforman proyectos autogenerados y este no fue la excepción, quería brindarse la oportunidad de un protagónico y qué mejor que dentro de su propia historia. Un capricho, como ella afirma; capricho que fue respaldado por su directora.

Los 15 días 3Para narrar “Los quince días de Ana y Benjamín”, Biviana se apoyó en el trabajo de la dibujante Alejandra Sánchez, quien complementa la historia con dibujos juguetones e infantiles que desentrañan lúdicamente los monstruos interiores de Ana, aberraciones bicéfalas que la artista gráfica utiliza para describir la dualidad de sus sentimientos, al temeroso corazón de Ana. De Julia fue la idea de no utilizar elementos escenográficos y de utilería, decisión que les demandó mayor trabajo físico a todo el elenco. A ello se sumaron las coreografías y la representación de dos canciones de La Lá así como del aria “La habanera”, de la ópera “Carmen”, las cuales terminan de enumerar los infundados temores de Ana. Sin embargo, hay un hecho que ella no puede eludir: cómo sus padres -las peleas que de niña cenó en cada sobremesa- moldearon su forma de amar. Cómo nuestros padres se vinculan muy probablemente definirá nuestra manera de relacionarnos con los demás. Una sutil forma de justificar a la protagonista para no perder la empatía frente a su constante necesidad de huir.

¿Fue difícil escribir sobre el amor?, ¿costó no cruzar la línea de lo cursi?, le preguntamos. “No me costó, sinceramente, porque lo que yo quería era darle fuerza a las interioridades de los personajes, al desequilibrio y taras de ambos. El amor se consuma como producto del paso del tiempo que es un conciliador. Creo que esos ocho años que tardé en terminar mi historia evitó la cursilería. A los 36 años, el amor se ve desde otra perspectiva, inevitablemente. Y el amor entre dos seres tan complejos se enfrenta con lo más sórdido, así que el “romanticismo” fácil habría sido imposible.”

FICHA TÉCNICA
Dirección Julia Thays
Autor Biviana Goto
Elenco Claudio Calmet, Biviana Goto, Jackie Vásquez, José Antonio Buendía
Dibujante en escena Alejandra Sánchez
Temporada Miércoles y jueves, del 16 de marzo al 28 de abril
Hora 20:00
Lugar Teatro de la Alianza Francesa: Av. Arequipa 4595, Miraflores