DIALOGAR CON NUESTRA HISTORIA

Escribe Carla Valdivia Roselló

“El creador escénico debe ser capaz de dialogar consigo mismo y con su entorno. Obviamente, la “historia” es el mejor modo, a nuestro parecer, de conseguir ese objetivo”, nos dice Diego La Hoz, que en esta oportunidad utiliza al movimiento “Colónida” como estímulo para la creación dentro del Laboratorio Teatral “Libera(c)ciones” que conduce con su grupo Espacio Libre.

Para Diego, Espacio Libre comparte ese corazón rebelde y confrontacionista que nació hace cien años con Valdelomar, Mariátegui y Vallejo. Es por eso que luego de haber trabajado con disparadores literarios no dramáticos como “Lima La Horrible” de Sebastián Salazar Bondy y “La Casa de Cartón” de Martín Adán, se propuso un insumo creativo diferente, no solo porque el tema elegido provoca discusión: ¿qué es “Colónida”, una revista o un movimiento? Sino porque también considera que esta agrupación marcó el inicio de un pensamiento más plural y amplio.

“Un saludo que no llega” aborda esta oposición frente al espíritu elitista y colonial que persistía en la literatura de hace cien años, siendo su mayor representante Abraham Valdelomar. Para Diego, “Valdelomar está vigente porque su voz está vigente. Las interesantes contradicciones de este personaje y los que lo acompañaron, representan la urgente necesidad de ruptura y de renovación de una generación que hasta hoy influye en el pensamiento del Perú como sociedad que sigue siendo colonial, incluso cien años después”.

Cabe señalar que esta obra es una celebración doblemente histórica pues festeja el centenario del mencionado movimiento literario así como los sesenta años sobre el escenario de la actriz Aurora Colina (quien trabajó en “Los funerales de doña Arcadia” y “Mientras canta el verano”, obras del repertorio de Espacio Libre), quien en este montaje se une a tres jóvenes estudiantes para convertirse en la voz que narra esta crítica mordaz de los años. De esos años. De nuestros años.

“Ella es, para Espacio Libre, un ejemplo de vitalidad y solidaridad. No podíamos ser indiferentes a esta celebración que, más allá de Aurora, festeja al teatro del Perú”, agrega el director, quien rescata la paciencia y el respeto con que trabaja Aurora pero, sobre todo, su capacidad de traspasar su propio oficio para vincularse como persona.

Diego espera de los creadores mucha entrega, dedicación y futuro, pero lo más importante para él es que estos tengan capacidad de dialogar con nuestra historia, para que, como se ha dado en esta experiencia, el trabajo siga siendo siempre retroactivo y horizontal.

“Un saludo que no llega” es una obra fresca y que funciona como efecto placebo contra la ansiedad de la desesperanza. Nosotros nos preguntamos también ¿qué es lo que no termina de llegar?, ¿un reconocimiento a nosotros mismos?, ¿una reivindicación a nuestros jóvenes valores? ¿Cuándo vamos a saludarnos?