NADIE SABE NUESTRAS COSAS

Alejandro Clavier escribe y dirige "Las crías tienen hambre", un sensacional texto que confronta a una pareja con hambre de amor, de aceptación, de valoración y en donde ella le dobla la edad a él.

NADIE SABE NUESTRAS COSAS

Escribe: Hane Sormani

A quiere que B haga algo que B no quiere hacer. Esta fue la premisa que planteó Mariana de Althaus como ejercicio en el taller de dramaturgia que a finales del 2012 seguía Jano Clavier. ¿Qué presentó el joven director como tarea? Que Pablo le pide a Olga, su novia, quien le dobla la edad, que se trague su semen. Y así, entre disputas de ella negándose a hacerlo y él fundamentando cuán importante es para él que ella ejecute su deseo, nace “Las crías tienen hambre”, extraordinario texto que se vuelve a poner en escena tras una severamente aplaudida primera temporada.

“Recuerdo muchas noches solo y con ellos pensando por qué él quiere que se trague su semen y hasta el día de hoy yo tengo problemas con la revelación que el personaje de Pablo hace al final”, nos cuenta Jano, nacido en Venezuela, y quien ya tiene viviendo en nuestro país más de cinco años. Si bien el también director hizo una larga pausa en su vida respecto al teatro, de una u otra forma nunca se alejó del todo. Por suerte. Estos años de cuestionamientos vocacionales le han permitido gestar éste, su primer trabajo profesional, con un denuedo y desparpajo que ya se hacían extrañar en la escena local. Continuando con su reflexión, agrega: “no pensaba que eso podía seguir pasando, pensaba que la obra ya estaba cerrada, pero hay un proceso de transformación continuo que es interesante y chévere. Lo que más me alegra es tener tantas dudas y en esta segunda temporada puedo observar, corregir, replantear; con este elenco abierto a cada posibilidad”.

Así, de un suceso al parecer fútil que sin duda para él tiene una importancia significativa, empiezan a revelarse los problemas que tiene esta pareja. “Dos crías con hambre es lo más vulnerable del mundo. Dos crías con hambre de amor, de aceptación, de valoración”, agrega Jano. Cabe resaltar que, coincidentemente, ambos actores son pareja en la vida real, hecho que le facilitó al director crear en minuciosa la intimidad de los personajes. Como espectador, uno se siente invadiendo una cotidianeidad ajena por lo sólida de la propuesta. Pero es así como conseguimos palpar sus miedos, sus dudas, sus decisiones, sentimientos que te toman de la mano, te pasean por el escenario, te acercan a los actores y te regresan a la butaca.

¿De qué hablamos, entonces? Del crecimiento. Pero para tomar este paso de asumir que uno crece (profesional, familiar, sentimentalmente), ¿es necesario ser egoísta, es necesaria siempre una cuota de individualidad para poder seguir caminando? Porque inevitablemente se hará daño. No deliberadamente, no con intención pero inevitablemente como una consecuencia de esa decisión. “Es un momento donde uno dice: ‘decido ser lo que soy’ o decide asumir responsabilidad sobre su vida y eso es lo más importante para mí ahorita, no lo que tú pienses sobre mí”, acota Clavier. Son dos al servicio de ellos mismos. Si ella toma decisiones es porque él sí tiene una influencia en su vida pero que ya no necesita, que ya no le es útil aunque si Pablo no hubiera estado compartiendo con Olga estos años, ella no pisaría el terreno que tanta seguridad le da actualmente. Complejo. Humano. De todos los días.

 

Ficha técnica
Obra Las crías tienen hambre
Dramaturgia Jano Clavier
Dirección Jano Clavier
Actores Nani Pease, Tirso Causillas, Piero Negrón
Dónde C.C Ricardo Palma – Av. Larco 770, Miraflores

 

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