SANGRE DE MI SANGRE
Escribe Martín Velásquez
El desconcierto por el espacio es lo primero. No estamos en uno común. No es la hermosa sala escalonada con sus butacas correctamente numeradas. El público ingresa a un gran salón oscuro y amplio en el que tiene que encontrar un lugar para mirar. Pero, ¿mirar a dónde si solo hay algunas plataformas ubicadas en los alrededores? Y la obra empieza: proyecciones, danzas, música, quejas, noticias, discursos a megáfono y choque cuerpo a cuerpo. Sucede en todos lados. Nos sumerge en un mundo tan cercano para algunos y lejano para otros. Estamos en la zona de emergencia de un conflicto armado entre policías y nativos, entre las fuerzas del orden y las comunidades más olvidadas del Perú… o entre peruanos y otros peruanos. Escapar de ese pedazo de realidad que se recrea ya no es una opción. Nos hemos vuelto parte de esa realidad. O, tal vez, lo hemos sido siempre.
“Ausentes – Proyecto escénico” es un montaje que toca un tema acaso tan actual como pendiente en la dramaturgia local. Su acierto radica en no escatimar en recursos escénicos de tal forma que las diversas disciplinas escénicas utilizadas, tan bien conjugadas, hacen de ésta una puesta potente, conmovedora, poética y dolorosa.
EL POLICÍA ANTIMOTINES
Fue Lorena Pastor, coordinadora de la especialidad de Creación y Producción Escénica de la Facultad de Artes Escénicas (FARES) de la PUCP, quien encargó a Rodrigo Benza, profesor en la especialidad, dirigir un proyecto como parte de las actividades de lanzamiento de la misma. Ante las inquietudes de Rodrigo por saber qué temas le interesaría abordar, ella propuso el manejo del poder en el país y la corrupción. A Rodrigo no le fue difícil hallar una imagen como punto de partida: el policía antimotines, imagen que ya tenía rondando su memoria exactamente desde el año 2013, cuando residía en Brasil.
“Tenía la idea de hacer algo sobre este personaje, a partir de su lado más íntimo. Pensaba qué le pasará en la cabeza a este policía mientras le pega a un estudiante, si es que le pasaba algo por la cabeza. Qué pasará cuando llega a su casa, qué cuenta, qué hace, cómo fue su día de trabajo. De repente es un padre súper amoroso con sus hijos; de repente en el barrio es un creativo y un amigo bonachón”, explica el director y aclara que su intención siempre fue complejizar esta figura, no resumiéndolo al policía matón de las protestas, imagen que Benza conoce bien pues siendo estudiante a fines de la década del noventa, nunca dudó en salir a las calles a marchar.
“Me botaron con gases lacrimógenos de todas las plazas del Centro de Lima –recuerda–. Entonces, cuando Lorena me trae este tema, inmediatamente se me viene esta figura, que es también una figura que está, hasta cierto punto, en el medio. Es el que tiene que ejercer la represión pero no es el que tiene el poder. Y es el que da la cara. Al final, también sale herido o muerto por decisiones que no ha tomado él; y él no va a salir ganando por lo que pasa ahí. Son otros los que ganan o los que pierden, que finalmente es el concepto de cualquier enfrentamiento y cualquier guerra”.
DIRIGIR ENTRE VARIOS
Así, Rodrigo investigó sobre la criminalización de la protesta, sobre el derecho a la insurrección y planteó un preproyecto a la FARES, en el que necesitaba formar un equipo interdisciplinario de creación antes de entrar al espacio con los actores. “No sentía la capacidad de hacerlo solo –revela–. Además, el espíritu de la especialidad es interdisciplinario. Nosotros no hacemos ni teatro ni música ni performance ni danza. Tratamos de buscar una mirada integral del hecho escénico y que cada creador escoja cuáles son los lenguajes que le sirven más para su creación”.
Ya con luz verde, se convocó al equipo de dirección y creación compuesto por Claudia Tangoa (directora teatral), Jorge Baldeón (director visual y espacial), Mónica Silva (directora de movimiento), Germán Tejada (director audiovisual), Mayra Barraza (asistente de dirección) y Lorena Peña (productora). Además, como asesora de investigación se unió la periodista Jacqueline Fowks, corresponsal del diario español El País. En marzo de 2015, y durante medio año, entre ellos iniciaron las investigaciones a partir de la figura del policía represor, antes de comenzar el proceso con los actores.
Claudia Tangoa recuerda que al comienzo bautizaron provisionalmente el trabajo como “Proyecto policía”, sin tener la claridad del gran universo que iban a abarcar y “hasta se pensó que podía ser solo con actores, con hombres. No teníamos idea de cuál iba a ser más o menos la situación que ocurriese. Propusimos aristas de temáticas, primero ensanchando el panorama y después tratando de encontrar hilos que nos puedan servir como columnas vertebrales para empezar a tener un material organizado con el cuál encontrarnos con los actores”. Sobre ello, Rodrigo aclara que esta no es una obra sobre la minería o sobre las protestas contra la minería. “Podría haber sido tranquilamente otro motivo. Pero en el Perú, el 70% de las protestas son por minería.” Fue así que se investigó sobre los conflictos más importantes de los últimos quince años, dividiendo aquellos que estuvieran relacionados con temas medioambientales. Se trabajaron situaciones específicas, bajo una premisa escénica, para identificar los personajes y la situación, revelando circunstancias sobre el sistema de poder.
UN ELENCO DE CREADORES
Ahora tocaba la elección del elenco. Los intereses y características específicas que buscaban Rodrigo y Claudia concuerdan: actores no solo de peso, sino también con antecedentes en la creación y la investigación escénica, y, claro está, interesados en la temática de la obra.
“Necesitábamos actores que quisieran crear e investigar, que no se limitasen solamente a reproducir. Hay actores muy buenos pero no necesariamente tienen este afán por la investigación. Y que tengan un compromiso político ciudadano. No político en el sentido partidario ni siquiera de tendencia política. Eso era fundamental y creo que se nota. Cada uno de los integrantes del equipo está comprometido políticamente con lo que el montaje está diciendo”, enfatiza Rodrigo.
Claudia acota que otra peculiaridad era que los actores tuvieran un desarrollo o un manejo del cuerpo específico, ya que el cuerpo también iba a tener su propio espacio y su propio lenguaje. “Cada uno propuso el suyo, por lo que fue trabajo de dirección encontrar cuál era el lenguaje de la obra, qué tanto podíamos aceptar todas las propuestas y qué tanto iba con lo que queríamos decir”.
Escogidos los intérpretes, se les presentó una serie de personajes involucrados en el tema a tratar y se les pidió que cada uno escogiera dos que consideraran antagónicos. Así surgieron alrededor de doce personajes centrales entre policías, manifestantes, viudas, representantes de ONG’s, el Presidente o la prensa, trabajados por un elenco tan sólido como entregado que se desplaza sin darnos tregua alrededor nuestro.
NO A LA LIMITACIÓN DEL ESPACIO FRONTAL
En este espacio sin butacas, el público está de pie, se acomoda dónde puede, cambia de posición, camina, piensa, y, poco a poco, va cobrando protagonismo. Ya no es un simple espectador; es un agente directo, con responsabilidad y juicio moral ante lo que ve. Se convierte en los policías, en los manifestantes, en la prensa, en una bancada del congreso, en los familiares de las víctimas. Ante la pregunta si fue consciente y anticipada la ruptura del espacio escénico tradicional o si fue una decisión que llegó en el proceso de ensayos, Rodrigo nos discute eso de llamar al escenario frontal ‘el espacio tradicional’. “Sí es lo más tradicional en nuestro medio y es el lugar donde comercialmente se concibe el teatro o las artes escénicas, pero es un espacio más. Más que tradicional, lo llamaría predominante. Una de las premisas que tuvimos fue buscar un espacio que nos permita no limitarnos al formato frontal. Eso no quiere decir que tenemos que hacer necesariamente un teatro frontal o que no podíamos haberlo hecho. Era una posibilidad entre tantas. No renegamos de este formato pero sí nos fastidia que sea el único que muchos espacios ofrecen.”
Agrega Claudia que “una convención que propone la obra es que nosotros estamos en medio del conflicto y nuestros cuerpos son parte de ese espacio enfrentamiento y de desencuentro. Cuando empezamos a hacer esto conversamos mucho sobre los conflictos. Todos sentimos que están ‘allá’. Allá el sur, allá el norte. Incluso sentimos que quienes protestan son personas ajenas a nosotros. Entonces se propuso que no estuviésemos en Lima, sino en el lugar donde suceden las cosas. Para mí es interesante ver las funciones porque te das cuenta del rol del público, si se sienta, si tapa alguien, si se mueve o si le da igual. Eres parte de la obra, eres consciente de que no eres el único en el espacio. Eres parte del panorama. El público es un signo en el espacio”.
CODA
Cuando la función acaba, somos conscientes de que hemos asistido a un espectáculo. Pero esta experiencia vivida ya no queda tan lejos. Ya no está a unos miles de kilómetros. Ya no solo está en las comunidades de la sierra o de la selva. Queda en cada uno. En todos los peruanos y en cada uno que ha asistido a la misma función que yo y que es al fin “sangre de mi sangre”. Como señala Rodrigo, “nadie va a estar en contra de que el policía se enfrente al delincuente y se lo lleve preso. Pero cuando un policía es enviado por un poder con ciertos intereses a reprimir a ciudadanos que están legítimamente utilizando su derecho a la protesta, a pesar de que algunos de ellos ejercen la violencia ilegítima, ahí empieza a haber una serie de componentes diferentes. Por eso es que, a pesar de que nosotros tratamos de poner una mirada lo más amplia posible, si te das cuenta, con los personajes políticos, principalmente el Presidente, ahí sí no somos tan condescendientes. Ahí sí le ponemos la responsabilidad, porque los poderes políticos tendrían que trabajar para prevenir. ¿Por qué el ciudadano va a tener que protestar para proteger lo que los gobernantes, que han sido democráticamente elegidos, tendrían que proteger? Y encima les mandan a la policía, a una fuerza armada con recursos pésimos, con entrenamiento básico. Las piedras rompen los escudos de la policía. Eso es una estupidez, es una vergüenza”.
FICHA TÉCNICA | |
Dirección general | Rodrigo Benza |
Dirección teatral | Claudia Tangoa |
Dirección de movimiento | Mónica Silva |
Dirección visual y espacial | Jorge Baldeón |
Autor | Creación colectiva |
Composición musical | Noel Marambio, Jan Diego Malachowski |
Elenco | Alberick García, Alejandra Guerra, Andrea Fernández, Melvin Quijada, Ricardo Delgado, Yolanda Rojas, alumnos de la FARES de la PUCP |
Temporada | Del 16 al 27 de marzo |
Hora | 20:30 |
Lugar | Casa Yuyachkani: Jr. Tacna 363, Magdalena del Mar. |
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